"Voz que viene de los sueños y no de la garganta."
Cortázar.
Como cada mañana
alguien hace sonar una música horrible en la calle
pero la gente no baila
sólo mira y niega con la cabeza.
Yo pienso que ya que están en la calle deberían bailar sin quejarse
ya que ese músico callejero y feriante
les está regalando un espacio para el delirio.
Yo no puedo bailar
llevo cuatro días encerrado en casa por una gripe
y aunque mi cuerpo desea bailar
enloquecerse por esa música horrible
la fiebre y el hambre de nuevas palabras
me han reducido a una manta y un sofá.
Eva me cuida
con una sonrisa de niña
abraza la vida desde primera hora de la mañana
y yo que siempre fui más bien amargo
me dejo llevar por este dulzor de sábado
esta música horrible, esta sonrisa de niña y este libro de cuentos de Cortázar
que quería leer desde hace semanas.
Y es que a veces el mejor remedio es dejarse vencer,
dejarse cuidar un poco,
porque la rutina llena de conversaciones anticonceptivas
cansa
y una retirada a tiempo
ayuda a reencontrarse.
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