"Aprender la levedad del pájaro."

jueves, 31 de marzo de 2011

miércoles, 30 de marzo de 2011

Siempre a esta hora te entristeces, mientras las brujas toman el té sobre alguna colina escondida de nuestros ojos, no las de relámpagos y escobas, si no las que como tú conocen los secretos de los sueños, la dulzura de las sábanas que confunden tu verdad. Siempre te entristeces, como los árboles que se doblan vencidos al viento, sus ramas desnudas de Otoño se avergüenzan y tú recuerdas, cierto bosque, secreto. Mientras el tranvía sigue su ruta, entre críticas y rechazo, seguirá siempre como una muestra más de que lo que diga el pueblo les importa un carajo, mientras una tumba de cáscaras descansa y la gente pasea sin demasiadas obligaciones, a esta hora, para algunos libertad tú siempre te entristeces y lo que a mí más me gusta, que no sabes por qué.

Y quien sabe, si laslágrimasnotienenhorarios, yo tampoco sé, divago el por qué de está melancólica mirada la que vuelco sobre tu cuello, en tu nuca beso mi soledad temprana, quizá sea eso, odio al 36, deseo de despertar mañana arropado por tu aurora, la de tus ojos, la del sol, no es nada además nunca entra a mi cuarto, no sabe llamar, mi ventana tiene rejas y eso le da miedo. Siempre, entristecernos brevemente y por motivos diferentes, mirarnos al espejo y sentir como las lágrimas caen poco a poco sobre nuestras almas, no sabemos por qué y claro, ellas tampoco, pero se limitan a ese breve instante de tristeza, que va siempre acompañado y es el mayor placer, de una inmensa sonrisa, un gesto natural que al mismo tiempo nos da calma y suena la risa de alguna bruja sobre alguna colina. ¿Beltenebra?.
Ahora que veo que tus ojos guardan la primavera, que se refugian entre las flores y las alergias, ahora que te escucho describir los soles y los amores que se alteran, sé niña y no te escondas, que fuiste tú quien hace años me robó el mes de Abril.

Tu sonrisa de puertas abiertas, tu mirada de un beso en la boca, tus manos que buscan a tientas, mis manos para que sepamos donde conducir las emociones de nuestra aorta, ahora que la miel de tus ojos cae sobre mis párpados y con su dulze calor me induce a dormirme en tu cuerpo, ahora, ahora sé que hace años me robaste el mes de Abril. Y quizás tu sin darte cuenta, y quizás tu sin intenciones, me lo quitaste y hasta ahora, pasé a Mayo, desde Marzo, sin transiciones, pero no te culpo ni me desagrada, pues ahora que te miro y me sonríes, es este cielo como el de mi jubilación Mario, un cielo lleno de libertad, de nubes sin sombras, de soles sin telones, estrellas de Abril, las más hermosas estoy seguro.

Pero siempre que se cumpla el requisito previo de que tu existas donde pueda hallarte, caminando por la calle, en las luces que recibo, siempre que mi remitente lleve tu nombre, Abril será el mes más puro, devolviendo la primavera que me robaste con tu inocencia, haciéndome sentir sin traje gris, sin corbatas, más poeta que con tinta entre los dedos, mejor primavera que ninguna, esta que asoma la cabeza y tu confirmas, que comenzó hace tiempo, aunque lloviese o hiciese viento.

lunes, 28 de marzo de 2011

Cuentobreve

-Me he pasado la vida mirando al cielo cada vez que anochecía-

-¿Y por qué Otto?, ¿por la hermosura de las estrellas y la luna?..-

-Mas o menos amor, mira, te cuento: desde niño miro las estrellas, siempre he sentido una extraña fascinación por el firmamento, su luz, matices, planetas, colores, es maravilloso. Te cuento, hubo una vez, cuando tenía cinco años, que una estrella se grabó a fuego en mis ojos, no me dolió, ni sangré, ni lo noté, solo sabía que estaba allí, luego, si miraba a un estanque de agua muy fijamente, la estrella se reflejaba en él, tan natural, tan bonita como en el cielo. Entonces comprendí, no podía cazar las estrellas, pero en mi alma se albergaba una réplica cuando las miraba muy fijamente, desde ese momento decidí guardarlas todas en mis ojos sin saber muy bien que haría luego con ellas y así me he pasado desde los cinco años, por eso mi adicción. Lo más difícil fue guardar la luna, debido a su inmensa hermosura y gran tamaño, pero al final, hace algunos días lo conseguí..-

- ... ¡¿Y qué vas a hacer con todo un universo de estrellas y luna en tus ojos?!..-

-Pues mira amor, siempre pensé que sería muy egoísta quedármelas yo, así que me pasé la vida buscando una persona que las mereciese, ¿y quien iba a ser si no tu?..-

-¡¿yo?!- Preguntó Anna sorprendida y agradada.

- Claro, mira, ayer me pasé el día entero expulsando el firmamento en este sombrero de paja, como sé que tú amas el cielo de noche tanto como yo, que te da tranquilidad, paz, arte, pues te lo regalo. Funciona así, cada vez que te lo pongas en la cabeza- Dijo Otto colocándoselo- inmediatamente en tus ojos aparecerá todo el cielo, con una nitidez que ni la mejor de las televisiones y casi podrás tocarlas.. ¿te gusta?..-

-Te amo..-

Dijo Anna, arropada por la sonrisa infinita de Otto.

Labailarinabeltenebra

Delicada, en silencio, quieta, ni sus ojos pestañean, la vista fija en el suelo, inmóvil, ni su respiración roza el aire, sus labios húmedos, tiene algún nervio pero se controla, algún miedo pero lo recoge con cuidado como su pelo, ataviada, vestida como una flor, ese traje que realza su figura, delgada, casi de cristal, frágil y sin embargo fuerte, es una contradicción encantadora, sus piernas fijas, agachada, tiene la piel blanca como uno de los papeles que abundan en mi escritorio por inaugurar, por escribir, el pelo oscuro, desaliñado, hermoso cuando camina, ahora recogido, bonito también pero menos atractivo, sus ojos, sus ojos no han perdido su fuerza, de hecho han adquirido más, fijos ahora en mi rostro, hay cientos de personas pero mira mi rostro y descubro una sonrisa de complicidad.

Primera nota y estalla, con dulzura se va recomponiendo, como una flor marchita que vuelve  a encontrar una razón para levantarse, ahora sonríe delicada, sus brazos se arquean y su cuerpo florece, se levanta de un salto y conmueve, no conmueve la música, ni la escena, ni si quiera el protagonista que a su lado es nada, una figura más de atrezzo. Gira y gira, con sus ojos te vigila, te habla, canta, lo que sea, sus ojos, el centro de la escena, su cuerpo, su cuerpo se mueve como si volara, libre, perfecta, no hay moneda que pague su expresividad, ni lágrima que exprese mi emoción.

Tras el aplauso me marcho, la bailarina se queda sola, entre flores y fotografías, rodeada de actores, don juanes, libretas, anotaciones y halagos, es maravillosa verla bailar, yo me marcho, ella sabe que siempre me marcho, me voy y la espero en el café que hace esquina, dos calles lejos del teatro, lejos de la vulgaridad del backstage. Ella entra, ahora se mueve como siempre, a mi me gusta de las dos formas, me gusta que el único rasgo que le quede del escenario sea la dulzura, me mira y sonríe, como lo hizo bajo los focos, se sienta y me dice que me quiere, yo también la quiero, es obvio pero he perdido el habla y ahora quisiera haber terminado ese poemario que tenía para ella en vez de haberme quedado durmiendo.

Tomamos café.

sábado, 26 de marzo de 2011

LA NOCHE HERIDA (SUPARTIDA)

Silenciosa la noche como una espía de nuestros besos, se escondió hace tiempo el sol para dejar paso a su espejo, luna violeta, ella, hija de las estrellas, reina del mar. A tientas la noche, buscando sus labios entre su piel y su pelo, rostro que sonrie a mi sonrisa, a la dulzura de un beso tenue, unos labios que luchan buscándose, oscuros, nostálgicos de sí mismos se vuelven a buscar y se encuentran un segundo después de haberse separado. Durmiendo la noche, improvisamos una siesta, ella sobre mí y yo sobre el placer de disfrutarla, acostados sobre la suciedad y nuestros cuerpos amarrados en caricias o abrazos, qué nos importan las calles, las miradas de reproche si soñamos en dos segundos, que podemos dormir esta noche juntos y soñarnos la vida, como alguna vez, sobre alguna nube con olor a paz o a playa. Persiguiéndonos, la noche, las sombras que se encuentran y bailan, solo ellas sabían antes de que nadie que estábamos juntos, destino, solo ellas bailaban tangos incandescentes como nuestros cafés y aquellas tardes, solo ellas y ahora se buscan, se persiguen como nosotros nos perseguimos, llegando inclúso a hacernos daño “perdona amor, ya sabes, demasiadas ganas de tenerte al lado”, un mal giro y qué importa, las almas no chocan, a ellas simplemente, no les duele.

Andando sobre la noche y la luna que está vacía, pero yo la siento como de miel, la recuerdo en aquel veinticinco, de miel también y con qué dulzura le declaré mis sentimientos y con qué dulzura, lloró lágrimas de alegría, andando como anda la vida hacia la muerte, andando de la mano hasta separarnos y sólo me sale pensar “maldito treintayseis”, cada vez que llego a su parada pienso que ojalá se haya extraviado, se haya extraviado y sus padres estén dormidos u ocupados, entonces encontremos algún oasis perdido y durmamos la noche, como antes pero sin ensayos, de verdad dormírla juntos, con esa paz, aquella nube “y ojalá que pudieras dormir esta noche conmigo” dice quique casi en un susurro en mi oído “ y ojalá” pienso yo, pero el autobús no respeta mis sueños sencillos, mis deseos más íntimos.


Pero ella se marcha, yo la miro por última vez, nunca me giro de nuevo para mirarla, es demasiado difícil, sentirla lejos y que la noche ya no suene igual, como una guitarra herida.

ÉL

Cuando caminaba por la noche, siempre por la misma calle y siempre, a la misma hora, aquella inmóvil farola dejaba ver un halo de su luz, que reflejaba la sombra de aquel muchacho, siempre cuando ocurría esto, él pensaba que era como una señal, un recordatorio de que el mundo aún no le había robado su identidad, su sombra, lo que él más apreciaba, el bien menos pagado y sin  embargo, algo que lo acompañaba desde niño, esta, sabía de sus llantos y su risa. Cuando veía niñas saltando a la comba, nuestro joven pese a ser ya “maduro”, deseaba meterse en medio, saltar y que los problemas se cayeran de sus bolsillos al igual que sus monedas, dejar fluir la infancia en un cuerpo a cuerpo con el tiempo, dejar de soñar no fue su opción y sin embargo en algún momento, alguna noche le obligaron a hacerlo.

Pocos entendían su adicción a las estrellas, los libros, los filmes antiguos, su manía de recordar cada imagen, como una fotografía en su mente, con macros, en sepia, blanco y negro, qué importa, recordarla sin cámaras ni efectos secundarios, guardarla, para él. Escribía en su diario sus impresiones y no sus emociones como su manual indicaba, era alto, desgarvado, con la mirada cansada y el pelo grasiento, largo, barba pronunciada y sonrisa turbulenta, vamos, no habría sobrevivido ni una hora en cualquier discoteca.

Él lo sabía, lo sabía y vivía conforme a esa máxima, la máxima de no intentar encajar donde no encajaba, no buscar amigos cuya puerta de entrada fuese el rechazo, más bien era solitario, tenía sus rutinas como todo humano, el café florencia siempre puntual, el paseo, los silbidos, su lista de música, era curioso verle caminar entre especímenes más bien conocidos y él, invisible, tranquilo, pendiente del mundo y no de sus habitantes.

Tenía amigos claro, pero pocos y tan callados, compartían impresiones y no emociones, como en su diario, eran como él, “perros verdes”, en fin “bichos raros”, personas que se reunían en parques con una botella de vino a hablar, cuando La Roja jugaba un mundial que ocultaba crisis y crueldades, no lo hacían por destacar “señora”, si no para huír.

Los llamaban locos, pero ahora,  a la vejez, todos quieren subirse a su falta de cordura, él es artista y expresa de tal forma las emociones en pintura, fotografía o algun acorde primario, que ningún humano puede resistirse a su sutileza, ahora todos quieren sentarse con él a charlar frente  a una copa de vino, quieren comprar su mente, apropiarse de su originailidad pero él no lo permite, sería faltarle el respeto a aquel niño solitario que un día fue.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Llovía claro, siempre me calo hasta los huesos, nunca supe tener un alma impermeable y mi mente se agota al primer contacto, K.O al primer gancho. Sin embargo, su mano, el tacto de su mano, el aire gris y sin embargo su abrazo, la eternidad que pasamos sumidos en un abrazo, el viento frío y sin embargo sus labios, pequeños besos, breves, tenues, pero preciosos, pero auxilio, gotas de agua y sin embargo, sus palabras, las mías, su sonrísa.

Y sin embargo, te quiero.

Aveceslibreporqueleo.

¡Soy yo!
¡máximo!
vivo por mis letras.

martes, 22 de marzo de 2011

En el paraíso cayó una piedra, ¿cuantos saltos? veinticinco, esta rayuela está pintada en azul, en el mismo patio en el que salía a fumar y a veces me partía la espalda de girar tan rápido, cuando tú salías por la puerta, tan rápido y yo imaginaba tu voz, tus temas de conversación, pero nunca llegué ni si quiera a las puertas de lo que realmente eres. En el infierno cayó otra, comienzo, veintiocho y pasos lentos, conversaciones con palabras o miradas, da igual, lo que importa es que el cocktail salió dulce y supimos beber de él tranquilos, todo a su tiempo, quizá fuiste tú la que peor lo pasó, quizá no, seguro, por mis sandeces, mi forma de caminar haciendo eses sin pensar en el camino, solo distraído por otras voces. A la mitad, a la mitad el placer es la calma, esa brisa que te mueve el pelo, que te eriza la piel como esas notas musicales, ese jazz, ese verso, a la mitad los dos somos uno esperando a ver cual da el paso, a la mitad todo se convierte en un juego, es un paréntesis, bendita la mitad, aunque nunca logrará la felicidad del paraíso.

Ya no queda más rayuela, seguir saltando es absurdo si esta está hecha a medida, tu cuerpo, tu abrazo, tus ojos, tu piel, a mi medida lo sé, ya no quedan más saltos, ahora queda aspirar el aroma a paz de las nubes, ahora queda saborear la paz de tus labios, la victoria, el triunfo esperado al comenzar, ese veinticinco, ese trece, esas playas, esas ciudades que esperan riamos sobre sus plazas y sus baldosas, ese mundo que hay afuera, que espera su conquista, el primer paso, la rayuela, más que tu beso, nuestro abrazo.

EL MUNDO QUE LE ESPERA NO VA A SER MÁS JODIDO QUE VOS

La negativa de un abrazo, los gritos como fundamento de la educación o de la comunicación, la incomprensión ante las inquietudes, el rechazo ante la vida que llevas a cabo, los reproches, el "ya te lo dije", son cosas con las que ya cuento, son cosas obvias, tópicos crueles, torres de babel con números de edificios y nombres de calles, aquí nadie se entiende pero todo el mundo grita, aquí está instaurada la ley del más fuerte y si te cogen por banda, flojo, un día te aniquilan, guarda bien tus ilusiones, en una caja donde nadie pueda verlas, coge tus ideales, tu moral y hazte un fuerte, que no el fuerte, querido.


La primera lágrima y única lágrima cae sobre esta carta, hijo, hijo que tardarás en venir mi vida, o no vendrás quien sabe, es difícil predecir tus ojos o tus rasgos, es difícil y complicado acertar tu nombre, pero sí puedo comenzar a construir mis advertencias, antes de que el viento o los funerales me nublen la mente, la atrofien y exilien el arte de mí. Que yo pensé en tirarme de un puente o quebrarme el alma en las drogas, que los espejos no se rompen de forma involuntaria, existen crisis, el problema es que nuestro nombre no se equipara al de dinero y le restan importancia. Y qué ridículo suena todo esto, tan fuera de contexto, tan poco común, que estúpido advertirte cuando en mí no existe cicatriz que no sea por error. Confía en el amor, no te juzgues por sus juicios, camina siempre mirando al frente pero sólo cuando sepas cual es tu sombra y alégrate de tu existencia, guiñale un ojo al arte que con ese el placer es gratuito.
Sé que ella espera algo

Con paciencia, como las banderas su ejecución, el fuego en las manos de revolucionarios enfadados, con los puños apretados caminan escupiendo manifiestos, preparando el camino, para cuando las manos en alza no sólo sean una fotografía bonita.

Sé que ella espera un gesto, una palabra, una emoción, ¿y si nos hubiésemos cruzado por la calle sin conocernos?, seguro estoy de que nos hubiésemos mirado, atentos, buscando el uno en la mirada del otro lo que no se encuentra en las plazas ni en los diccionarios, ni en las probetas ni en los libros. Estoy seguro de que ese segundo, ese cruce de miradas para nuestras almas hubiera durado una eternidad, un baile, cientos de emociones como un juego de luces y sombras.

Pero lo cierto es que nos conocimos, un 28 de abril gracias a ella y nos amamos, un 25 de enero gracias a la suerte. mi suerte. o tu suerte. depende de con qué ojos se mire. pero yo creo que es compartida, de ambos, como todo, viceversa.

Ella espera lo que yo, cruzar una calle y cruzarse conmigo, caminar y que cada paso suene a revolución

Nostalgias

Yo quiero escribir pero las ciencias y el idioma me tienen atado en su estudio, yo quiero escribir mama, sácame de este colegio de ciencias carentes de mi interés y precursoras de mi aburrimiento, ¿no te das cuenta?, soy una especie de Einstein, si me dejas volar seguro hallaré el nido más alto, eso sí en la escritura, no imagines un científico o un gran orador, un tímido poeta, quizás, un viejo rebelde. Pero sácame de este colegio mama, el abuelo escribe, el abuelo escribe y nunca fue al colegio, sácame, déjame escribir que las maestras no me lo permiten, mi exigen mis deberes no mis poemas, me piden el estudio no mis lecturas, sácame mama, no me obligues a escaparme de estas aulas, yo quiero escribir y la única asignatura que debería aplicarse a esta inquietud no se aplica, el único centro, no me abre las puertas si no que las cierra, déjame escribir mama, que yo quiero.

Kid (de 9 a 11 años)

lunes, 21 de marzo de 2011

El viejo vivía encadenado a su escritorio, literalmente encadenado, había oído esa técnica en un escritor australiano que se ataba a los arboles a observar cómo se desarrollaba la vida en su estado más salvaje, la reacción de los animales, el influjo del temporal, la respuesta humana. Había incorporado a su mesa unas cadenas, su escritorio tenía vistas a un mar infinito, vivía en una casa grande a pie de cala, al lado algunas más pero todas abandonadas, el mar era su inspiración y sin embargo había tenido que encadenarse porque ya no escribía, al menos nada destacable, parafraseaba sin parar y no sacaba nada en claro. Se encadenaba después de cada comida y no se permitía el baño, salía a pasear a media tarde y quizás, con suerte algún café, vida sin lujos, enfrascado día y noche en sus propios pensamientos, alguna lectura y caminos, laberintos de la literatura que no tienen final.

Y sin embargo una mañana, una mañana llena de lluvia y desencanto, una mañana en la que las cadenas eran de verdad cadenas, angustia, una mañana triste y fea en la que tan sólo le apetecía dormir, pero no debía, no, esa mañana llegó ella, con su cuerpo mojado y su sonrisa a cuestas, pasó por delante de su ventana y con un sencillo "Hola", rompió la rutina y la sombra de aquel hombre envejecido. Soltó sus cadenas, razón de peso claro, la lluvia había frenado, se peinó por vez primera en meses y vistió su mejor camisa, dispuesto claro a dar la mejor impresión de sí mismo.

Su casa estaba al lado, eran vecinos, tocó la puerta y apareció aquella mujer, aquella dulce distracción, aquella utopía entre tanto cansancio. Le ofreció café y charlaron, aquella tarde él ni recordó las cadenas, ni los temas en los que pensaba cuando se obligaba a hacerlo, simplemente habló con ella, sin telón ni maquillajes, la más pura naturalidad, la conversación se alargó durante toda la tarde y algo de noche. Cuando volvió a casa reparó en que una de sus habitaciones daba a su salón y decidió cambiar las cadenas de lugar, las puso frente a aquella casa, tras esto se fue a dormir sin si quiera acariciar aquel folio, aquel folio que pedía a gritos algo de tinta.

Aquella noche soñó, algo había cambiado, soñó y a la mañana las ojeras se habían borrado.

Ella pintaba su fachada de rojo, a pie de cala, con el mar infinito al lado, pasó todo el día pintado y él en su casa encadenado voluntario, sin escribir nada, sólo garabatear palabras como felicidad y alegría, suena absurdo, él, un escritor de renombre cayendo en la repetición, menudo día. Se permitió entonces soltarse un rato, salir a pasear y le pidió a ella que le acompañase, "claro", dijo, o al menos eso oyó el a través de su sonrísa.

¿Su rostro?, su rostro era la viva imagen del mar, piel morena de ojos verdes, como algas bailando sobre la arena, su pelo negro, negro como una noche sin estrellas y su cuerpo, un laberinto donde posar las manos y que solas encontrasen su camino entre ese laberinto, así era ella, no reparó en su figura en la primera impresión, más bien aquella vez que pasó frente a su ventana vio su alma antes que sus ojos y era luz, así de simple, luz, nada más.

En los días siguientes el viejo aflojó las cadenas, las fue aflojando y desatando con más frecuencia de lo habitual hasta que al final no las necesitó, escribía y escribía versos, cuentos, inventaba personajes y los dotaba de vida con gran maestría, sus manos corrían por el folio, sus ojos descubrían cada día más detalles de su musa, que hacía vida en su casa. Pintaba siempre desde el salón mirando a su ventana, le pintaba a él escribiendo y él, como no, escribía versos a su pintura, era como si arte estuviese enviándose a sí mismo mensajes en clave de morse, ella se dedicaba a eso, tenía la casa decorada con el menor lujo posible, llena de lienzos, llena de regalos y con alguna flor. Por la tarde la pasaba en el mar, bañándose, librándose de toda mancha social, siendo libre, él, él todavía no había dado ese paso, reconoció ante el espejo que le avergonzaba que ella le viese así, viejo, con una barba blanca, pelo blanco y su piel morena tan arrugada que sus tatuajes parecían manchas indescifrables.

Aquella mañana, aquella mañana: ELLA. Se levantó tranquila, zumo de naranja y tostadas, se sentía bien e hizo café, cogio sus pinceles y se sentó en su ventana, sólo le quedaban un par de pinceladas, miró y allí estaba él, postrado frente a su folio con el mismo gesto de siempre, sus manos estaban quietas, "estará pensando..". Se había enamorado de él, de su forma de escribir, de su manera de atarse a sí mismo forzándose a trabajar en su jubilación, se había enamorado de su pelo blanco, su piel morena y arrugada, sus ojos grises, había guardado cada gesto en su interior y todos ellos se reflejaban en aquel cuadro.

Pero estaba demasiado inmóvil, reparó, pensó lo peor hasta que él movió por fin una mano, saludándola, se habría quedado dormido frente a la ventana...

Nosperderemoslosdos

"¡Tienen media hora para abandonar el inmueble o nos veremos forzados a entrar!" 

Escuchó Otto el aviso con una sonrisa a medias, entre burla y preocupación, se despertó forzado por una voz a la que no estaba acostumbrado, era ciego y en  los últimos años se había acostumbrado a la voz de Anna, la dulce voz de Anna describiendo el mundo que a él se le negaba. Pero aquella voz, sonaba furiosa, cruel, no buscaba describir su universo, si no obligarle a abandonar su hogar y "¿por qué?", se preguntaba Otto en los primeros instantes de su vigilia. Pasada la confusión fue a despertar a Anna, dos habitaciones y Anna, dulce Anna, aunque no podía verla se había imaginado como dormía, acurrucada sobre sí misma en aquel mohoso colchón de ocupas, con los sueños erizandole la piel, con la mirada como él, sin formas ni leyes, puesta en el infinito.

"Anna... Anna, nos echan", ella se retorcía, odiaba que la despertaran, mil veces le había explicado que ella prefería que la despertase el mundo, a su hora, que abriese los ojos y comenzase a caminar, pero que nadie bloquease su cansancio, interrumpiese sus sueños y sin embargo a su amor, Otto, le encantaba profanar su sueño con caricias y besos, pero esta vez, esta vez no fue así, esta vez fue con rapidez, rudeza. "¿Qué pasa?" dijo rascándose los ojos, todavía confundida como él hace unos minutos, "ha venido la policía..", "pues diles que se vayan, llevamos dos años en esta casa, ya es casi nuestra..", "Anna esta vez es serio.."

Anna se incorporó y le dijo al oído, como siempre que tenía que decirle algo de importancia, "Otto no me voy a ir, esta es mi casa, esta es tu casa, yo quiero vivir aquí contigo, que se jodan.." y aunque lo dijo en formato susurro, casi romántico a Otto le sonó a lucha, le sonó a todas las manifestaciones a las que ella le había llevado, a todos los brazos en alto, el sonido de las piedras en los cascos, de las porras en los huesos, "abollando ideologías" como decía Mafalda, llenando de cardenales sus almas rebeldes.

"¡10 minutos!"


"¡Que os jodan!" "¡Ana!..." dijo Otto y sin embargo el estaba de acuerdo, que les jodiesen, Anna, dulce e incandescente Anna, imparable guerrera de edificios derrumbados y revoluciones que buscan el momento de nacer. En realidad él tampoco quería abandonar aquella casa, era preciosa, en dos años la habían reconstruido y decorado a su merced, con grafittis, con frases, llena de libros, de libros que Anna tardó toda una vida en recolectar, de fotos de cuando Otto todavía tenía visión y un espejo, polaroid. Pero por otro lado como estaban los tiempos no era una advertencia lo que proferían aquellos policías si no una sentencia de muerte, seguramente no llevasen porras si no pistolas, puesto que este edificio entorpece la construcción de unos grandes almacenes y claro, el dinero ha dado la orden de ejecución, que más podían hacer ellos.

Entonces ella se sentó a su lado, cogió su mano y de la forma más imperfecta le dio su imagen, su tacto, comenzó por su cuerpo, todas sus curvas serpenteando en los dedos de Otto, llego a su cuello, se entretuvo en su cuello, aquella cicatriz, su nuez, la suavidad de su piel, su rostro. Sus labios eran la parte que Otto más conocía, eran grandes, ardientes en verano y ásperos, congelados al invierno, tocó sus ojos, imaginó su mirada, ella siempre le dijo que era miel, él imaginó sus pestañas como abejas y una pupila llena de sueños. Tras esa breve descripción se apoyó en su pecho, le dijo "te quiero" y permanecieron mudos un par de minutos, pero Otto no podía soportar aquella despedida, se levantó de un salto y le ofreció su mano, le dijo "quiero ser un tango contigo" y se presentaron a la muerte celebrando su vida, la felicidad de sus rostros, la simple existencia del otro.

Un golpe seco, la puerta en el suelo, entraron golpeando cualquier mueble mientras nos buscaban, Anna ni hizo ademán de salirles al paso, no quería desperdiciar este momento, seguimos bailando hasta que entraron en la habitación y entre gritos, todos los cuerpos acabaron brindando por todos los fuegos, que eran de un mismo fuego, el de sus balas en la carne y el de la carne ardiendo no por la sangre, si no por el fuego de su corazón.

viernes, 18 de marzo de 2011

jueves, 17 de marzo de 2011

Seasustan

¿te imaginas que alguien jugase ahora a los pistoleros por la calle? con dedosrevolvers e imaginación primaria, imagínate, los niños corriendo y los transeúntes mirándose las camisas o los vestidos a ver si alguna de esas balas (inventadas) les ha rozado, afligidos por el tiroteo que humilla su desconfianza.
(Laconclusiónes)

Pero lo que de verdad da pena es darse cuenta de cómo se enmediocriza todo, de que nadie pregunta por tus sueños, de que nadie pregunta como estás. Son cosas que pasan de moda y se sustituyen por discursos prefabricados. Aunque eso ya no importa, pena de antaño es sonrisa de mañana y bendita la dicha de que ella pregunte por mis sueños o mi estado.
A veces me apetece ponerme a gritar
pero prefiero susurrarme a mí mismo
"que ELLA existe",
que mientras su mirada de miel siga vertiendo dulzura en mis adentros
"perder la calma"
serán palabras de lenguas muertas.

A día gris

Hasta el mismísimo diablo quiso hablar conmigo anoche, pero no me interesan sus ofertas, quiso cambiar su alma por la mirada de miel, pero no sabe que un kamikaze nunca se despega de su última palabra, de su último grito, de aquel sueño como paracaídas, del azul del cielo en mis ojos verdes.

Porque esa miel no acepta grisáceos maletines carceleros, ni corbatas ejecutoras, ni comparte opiniones con quien quiera comprarla, porque esa miel está hecha para observar las cosas sencillas, sobrevivir como yo a base de sencillez, alimentarnos el alma con los instantes más minúsculos, rompernos los ojos si alguna vez valoramos más el brillo de una moneda que el de nuestras miradas al conversar.

Que el espejo no solo está para reflejar actos hermosos, palabras bonitas, que el espejo también existe para devolver la calma, darme voz o recomponer los trozos que mi alma siempre pega de forma mediocre y que ella sabe hacer brotar con un conjuro, su carta de presentación, mi sueño.

Cada mañana me cruzo con muchas miradas, nunca me he parado a contarlas, prefiero guardar en mi memoria otros rasgos, como las ojeras marcadas de sueño o llanto, el maquillaje detallado o sencillo (rápido), la curiosidad  de sus pupilas, el color, el brillo, las veces que cierran los ojos si viene una ráfaga de viento, el miedo al polvo, alguna lágrima que se esconde tras la mano o las rayban Quique.

Sin embargo esta mañana, esta mañana me crucé con una mirada que apareció siempre en mis sudores, nervios, ardor e incluso envidia. Esta mañana apareció, tan real como la lágrima que salió de mis ojos cuando crucé el portal de mi casa y no se escondió hasta que llegué a mi destino, helando mi rostro. Yo, dueño de mi insomnio, cómo iba a enfrentarme y sin embargo miré, me paré a ver, valiente, cómo eran sus ojos y para mi sorpresa reían, no una risa como la de los labios si no algo interno, sonreían, vivos, una mirada.

Hubiera preferido un golpe, no suelo defenderme, probar el sabor del suelo tampoco esta mal, un golpe seco o varios, ojos en furia, hubiera preferido y sin embargo, duró un segundo mi juicio y resultado mi pesadilla despierta. Un día cualquiera te levantas y algo hay roto por dentro, no sabes qué, cómo, cuándo ni dónde pero estás jodido.

martes, 15 de marzo de 2011

Yo beso su espalda, claro,
también caminan mis manos por ella,
pero siempre,
siempre que noto el mínimo contacto,
cierro los ojos,
por miedo
al igual que tú no pasas bajo una escalera,
cierro los ojos,
alerto mis oídos a su formato susurro:
te amo
pero nunca mirar su espalda,
por si caben dudas,
de que la amo de verdad.

Los que se aman de verdad nunca se ven la espalda.

Libres

L-i-b-r-e-s

supongo que nunca te habías planteado el ser más libre cuanto menos solo, yo sí, es raro, complicado, es una fórmula que en la teórica parece que carece de sentido y sin embargo y en la práctica es tan sencilla como mirar por la ventana y contar (amelie) los orgasmos o los besos, los te quieros o los abrazos.

Amor, menuda palabra, moralista para Horacio un puente, para otros menos formales una droga, con sombras o sin ellas, amor-motor, el mejor concepto aplicado a mis pensamientos. Dime si no hay libertad en su forma de mirarme, en la forma en la que nuestros corazones se hablan con cada mirada, en codigo (a)morse, ¿sabes?, demuestra que no hay libertad cuando coincidimos en una palabra, en una risa, en un camino, como si frente a nosotros no hubiese más frontera que un espejo.

Al anochecer hace siempre más frío claro, pero no cuentan con el refugio de su abrazo, aplican este teorema a huérfanos de caricias y besos.

Te llaman soñador por no llamarte loco, lo llaman amor por no llamarlo vida, la llaman poesía por no admitir que es otra de las múltiples ramas que sale del corazón. Mi espacio crece contigo-mi-me-conmigo, tu espacio también, mi forma de ver el universo, de reducirlo y ampliarlo a nuestra merced, mis manos, también, su don, su forma de moverse, mis sentidos, sentimientos, todo, todo crece contigo.

Pero el amor, esa palabra, esa maldita palabra, ese infinito concepto de hermosura ilimitada, encerrado en las cuatro paredes de la palabra a-m-o-r, te-amo, alguacil, te-quiero, carcelero. Yo no te amo con mi voz, te amo con mis labios, sabor, con mis manos, tacto, con mis ojos, visión, con mi naríz, olfato y con mi felicidad, gusto. Libertad, como atarse pájaros a los dedos y batir las manos, libertad, como dejar que el mundo siga rodando en su eterna espiral mediocre y reír porque tu ya te has dado cuenta del sentido de tu existencia y caminas cogido de su mano en sentido contrario a los demás.
TA-lento.

¿cuanto tardó el hip hop en alzarse?
manos se mueven,
luces, flashes.

Lo que dice mi boca
es lo que dirían tus puños
tu convences a golpes
el rap es mi recurso.

Si echamos un pulso
seguramente te gane
porque no querrás mirarme a los ojos
cuando mis palabras te disparen.
Quizá no todo sea como siempre lo vimos, no todo estuvo por hacer, egocentrismo milenario, quizá lo aún no descubierto sea la verdadera sabiduría y cada año haya que renovar la lista de derechos humanos, anímicos, animales y vegetales, cada año porque a la "abuela" ONU se le olvidan a veces los requisitos que se exigen para una vida feliz.

Quizá yo me tomé la libertad de estancar a mi mente en el puerto donde vivió siempre y no sé nada, querido sócrates no sé nada y cuanto quisiera yo saber, despertarme cada mañana aprendiendo algo nuevo, en sueños sería la mejor escuela, aprendería porque atender sería un placer y no un castigo de legañas y ojeras que madrugan carentes de obediencia.

Mi corazón es el músculo más inteligente de mi cuerpo, mi cerebro planea el ataque, tiene celos, quiere conquistar mi ritmo cardíaco y que el diapasion de mis costillas suene con la frialdad de un himno, lugibridad interna, derrota.

Que sí que he vuelto, que irse fue más bien un engaño, que yo vivo en silencio y tan solo hablo con los ojos que se bañan de luz, los que saben que tras la cortina de nubes se esconden un sol, con o sin brillo hay que cuidarlo pues ya asusta con su tos, cancer.

Permíteme dedicarte cada una de mis composiciones, allegros porque alegre se escriben estos versos verdes, primavera, permíteme dejarme caer sobre tus brazos para respirar aroma a mar, verano, que la calle apesta a otoño, transición, pena sin gloria, funeral.

Déjame llamarme por tu nombre cuando sueñe, convertirme en tu sombra, ser un niño en tu risa, un refugiado en tu abrazo, exiliado de las mentiras, del mundo que nos brindan por placer para que no sintamos lástima o tal vez debamos sentir lástima por esta ignorancia innata. Que a la niña (barbie) que al niño (balón).

Que a ti y a mi teatros, reliquias literarias que huelan a clásico, misterios anímicos en tu rostro, piel pintada de pureza, cristalina agua en tu alma, pasar a nado entre tus sentimientos, bebiendo de ellos y tal vez, ahogándome y que esa muerte sea más dulce que el café de la mañana.

Tal vez todo este escrito carezca de sentido, o tal vez no sepas verlo, lector, tal vez la luna y el sol no sean pareja si no hermanos, mellizos y tal vez sea por eso que yo me vuelvo loco pensando, dolor, jaqueca sin alcohol, mente en llamas, a lo gonzo, mente que quiere saber, lejos de la sabiduría que te permiten las monedas.

Aunque quieran comprarte niña, no te alejes de mi ni te quedes parada mirando como crece la tortura de metal en aquellos árboles, mejor ven conmigo niña, cógeme de la mano como por granada que yo sé sanar tu disgusto y vos el mío, vamos a descubrir el mundo que todo ha sido desde siempre una ignorancia, kamikazes, enamorados, abandonados al amor como principal recurso para una vida plena.

A-ma-ME-TI-CONMIGO.

Telediario

Despierta de tu realidad,
saborea el sueño,
la alhambra da luz a granada,
el sol a tus ojos
y nada,
nada puede romper este equilibrio.

La vida es bella, benigni,
por mucho que nos convenzan de lo contrario
la vida es bella amor, en tus ojos,
el resto es un mal sueño
y tú de alma azul
y yo de corazón verde
y el mundo de un fúnebre rojo.

domingo, 13 de marzo de 2011

Fenómenos paranormales.

Por el paseo de los tristes, se ha visto a una pareja, una chica de unos 1,80 y un joven de unos 1,75, ambos reían sonoramente bajo un asalto de nubes-sin-sol, ambos se cogían de la mano y repito, reían.

¿Es entonces esta FELICIDAD uno de los juegos de tu ilusión?, otra rayuela, otra piedra lanzada que no deja de rebotar, culpa suya claro y en sus ojos culpa mía.

sábado, 12 de marzo de 2011

Me queda mucho por aprender,
¿verdad?,
a ti te queda mucho por inmadurar.
Los ojos gastados, ya no soporta el invierno
pero en sus labios
siempre podré encontrar,
el sabor todavía caliente, húmedo, a poesía.

Cada mínima gota de su saliva
cada palabra
cada letra sea o no, muda,
es poesía,
en ella,
arte.

viernes, 11 de marzo de 2011

Porque entre planetas el único puente útil son las estrellas

Porque entre poetas el único puente que resiste el peso de nuestras palabras son nuestras miradas.

Nuevo canal interoceanico y cuánta razón.

Caminan como transeúntes, trajeados o informales, al trabajo o a casa, andando o en bicicleta, nunca en moto y mientras caminan por ese puente ya nombrado, hablan y por norma de temas que enloquecen a las bocas más cuerdas o más mentirosas ustedes juzguen. Nuestras palabras se llaman a gritos o a susurros nunca un punto medio, siempre van vestidos de colores vivos y pocas veces usan corbatas. Desde tu lado marrón hasta mi incandescente verde- miel y árbol. Pluma y gozo.

Escribir tu nombre quizá sea la forma más hermosa de proclamar mi amor al arte, describir tus ojos es como enseñar los planos de algo indestructible, un canal que entre nosotros se crea sin necesidad de máquinas, sin necesidad de formalidades, ya decidimos helarnos el cuerpo sin perder la alegría, porque la catedral sonríe a nuestra risa.

Pájaros vuelan y algunos te dan miedo, palomas endemoniadas y miradas de reproche, transeúntes que se merecen una piedra en la cabeza porque tienen su alma manchada de sangre, pobres animales los que cuelgan de sus cuellos, no por su muerte si no por no poder salir corriendo, escaparse. Gracias a que existes he aprendido a navegar, ahora déjame enseñarte a silbar dentro de una tormenta de arena y que te entiendan todos los que alrededor se escondan por miedo o del miedo.

Escúchame y enciende aquella hoguera que en las calles suele hacer mucho frío, viste tu cuerpo de azul, que yo visto el mío de verde y dame tu mano, mírame cuando te bese y bésame cuando te mire, no borres tu rastro de pisadas, quiero seguirte.

VICEVERSA

Imagina una torre de babel, pero no general, si no propia, es decir que tu hablases en un idioma que nadie pudiese entender. Imagina sentirte extranjero en tu propia casa, encerrarte en ti mismo tantas veces que ya no puedes diferenciar tus costillas de tus barrotes, que tu corazón pida limosna anímica porque sus sentimientos hayan estado más de una vez en quiebra. Imagina hablar y que la gente asienta, que quien escuche sepa y que tu también sepas que no está entendiendo nada de lo que dices.

No es un problema mi lenguaje ni tampoco mi educación con todos sus desvaríos y divagaciones, no es un problema de habla, no puedo enseñarte a escucharme porque yo no sé mi idioma, estaba innato, no se escondía en fórmulas ni libros de texto, era mi alma quien lo guardaba como un tesoro, escondido, buscando el mejor momento para salir ahí afuera y provocarme tremendos dolores de cabeza.

Me he pasado tanto tiempo hablándole a ojos que ejercían de pared, que me devolvían mis palabras y en mis oídos sonaban a rancio que ya he optado por callar, sin embargo, una vez, una vez alguien escuchó mi grito mudo y entendió con claridad que decía, donde todos veían gris esa persona vio verde y como iba yo a ignorar aquel acontecimiento, mas bien lo nombré primavera, aquel día, veintiocho de Abril, para mí comenzó la primavera el año pasado y no ha terminado aún, sin importarle el verano y tampoco que el invierno venga  a desafiarme con su lluvia.

Entonces fue como mirarme al espejo y que curioso, con ella, la única que entiende las palabras que digo, no me sale hablar, más bien me sale quedarme callado y mirándola a los ojos, descubriendo cada vez un matiz nuevo, una sensación nueva, miles de sentimientos, amor, miles de caricias lo que desees, pero más importante que eso, la fuente de todo reside en comprender y no-sentirte-solo cuando la dulzura de sus labios  engalana la atmósfera lanzando al aire con su voz su viceversa.

A DIAS GRISES:

o almaVERDE


o almaAZUL

lunes, 7 de marzo de 2011

Solo hay dos cosas que me hipnoticen en este mundo: la luz de luna y su sonrísa.

Sólo las estrellas y sus labios en ascensión consiguen que me quede embobado, que aparque mis pensamientos y me entregue a un plácido silencio.

polarizaDOS porque estas revoluciones no pueden hacerse en solitario..

domingo, 6 de marzo de 2011

Si empezamos con el mar, más luego pusimos previamente una a-, siendo nuestra palabra amar, pero tu simetría nos obligó a dejarla como amara, y siendo esta a-mar-a, o a-mara, o amar-a-mara. Múltiples combinaciones, carreteras que siguen llevándome a tu Roma, capital de besos y caricias nocturnas.

Y tú te preguntas mientras tanto que dónde está la luna

El poeta acaricia cicatrices

Toco su piel a veces nieve otras desierto, suave en cualquier clima, erizada si existe viento, su piel, blanca como un lienzo, desafiante como un folio al que aún no has puesto título, incluso la rozo con mis labios y su sabor es dulce, su piel, refugio de mis manos. Sin embargo sus cicatrices, cuando toco alguna me asalta el recuerdo, el sabor amargo de una lágrima, sin embargo sobre ellas y a pesar de esta sensación es sobre las que más tiempo paso, acariciando/curando toda su estructura herida, convirtiendo cada cicatriz en un lunar nuevo que de a su piel un matiz más hermoso, mucho mejor que el de un rasguño de soledad, o una tirita de engaño.

jueves, 3 de marzo de 2011

Prefiero tener pájaros en la cabeza a arrugas en el alma.

Prefiero que la estrella queme


Este susurro, estas palabras a media voz que no entienden de quilates, que les tienen alergia a los adioses y guardan en su equipaje, palabras para antes de dormir, hermosas frases al despertar, caricias en sueño, labios mojados en café, sonriendo porque esta vida les regaló el conocerse.


Pero mírala ante este público huérfano de butacas que sin importarle los dolores de espalda la miran y nunca se cansan de mirar, estos ojos, estas dos pupilas verdes como el mar, como el mar en el que navegan nuestros sentidos no como el que tú ves lleno de latas y desperdicios. Este sol que es un foco, esta ciudad que es escenario, este aplauso que se traduce en una caricia, esta mirada que ojalá sepas interpretar, claro, tonto de mí, claro que sabrás.


"Buenos Aires y ojalá" actriz, te quedan muchos escenarios que pisar, público que convencer y vidas que admirar, actriz, pero ay de este tramoyista que nunca se cansará de levantar el telón para que aparezcas, de combinar las luces y susurrarte palabras al oído, para que sueñes sueños y no duermas sin sueño que no es lo debido. Pero ay, cuántas sonrisas entre bastidores beberás de mi rostro hasta embriagarte y convencerte de que eres única, en mí y en todo el mundo.