nunca obtuvo premios
sólo reproches
y una pequeña habitación de hotel
llena de papeles.
Angustiado de verdades a medias
resolvió escupir en todos los
periódicos,romper todas las radios y televisores que pudo
antes de que lo encarcelaran.
Se escondía en los recitales e
incendiaba las concienciasenvenenando poemarios.
Murió sin aplausos
sin floresni títulos de crédito,
murió,
como mueren todos los anónimos
en silencio.
Tenía diez nombres
y firmaba cada verso con uno de ellos.Fue en un latido
cuando lo conocí,
vestía de negro,
fumaba páginas de sus libros
me habló del mar
y entonces comprendí
que yo también quería ahogarme.