"Aprender la levedad del pájaro."

viernes, 29 de abril de 2011

Soldesabado

Y lo que más pena me da de todo esto es que el romanticismo se vea ensuciado por el odio a casi todo lo que rodea esta época, somos como dos actores fuera de contexto, que no saben muy bien como actuar, que saben que sus diálogos e interpretaciones tendrían más valor en otro tiempo. Y qué pena enamorarse la persona amedida en un tiempo y en un espacio que odias con todo el alma, aunque quizá por eso sea, por eso te has enamorado ahora de ella, porque así sientes menos angustia en tu gargantas, valoras tu existencia por encima de todo lo demás, su existencia, el hecho de que respiréis el uno al lado del otro, aunque respireis un aire contanimado y os levanteis cada mañana con el perfume a salitre o azufre inundando vuestros sueños que ya no saben endulzar la oscuridad si no hacerla más amarga.

Y todo lo que deseo es huir, huir a otro tiempo es imposible, pero sentirte en otro tiempo al estar en otro espacio es probable, aspirar fuerte la poesía en alguna costa, el arte en el cielo o como Hache en los tejados, sentirte libre, de alma no de cuerpo, sentirte libre en su abrazo. Por eso creo en la muerte de las manos, de los amantes cogidos de la mano, como última llamada a la libertad, a la paz interior, a la victoria útil ante tanta soledad, ante tanto malhumor o malhumo, gris ciudad que hace parecer que todo es gris cuando se nublan las playas y la arena húmeda te hiela los pies, no saber, que hundir los dedos en su frescura, mojárte bajo la lluvia, como Jorge, te puede llevar a algo, no descubrirte el cielo bajo tus ojos, pero sí una puerta.

Es este día fuente de esperanza, cuando ella te mira a través de la pantalla de tu ordenador y te dice que leerá por ti, que va a resguardarse bajo las sábanas de su cama, esconderse del viento y los quejidos de las ramas viejas, esconderse en una interminable rayuela y masticar sus pensamientos hasta que se formen ideas o saboreé la dulzura de los cuentos. Ojalá, pienso, ojalá sepa ella todo lo que pienso, esté ahora mismo investigando en el centro de mis abismos y vea que todo es cierto, que no son sólo palabras, que el corazón no late al compás de un ritmo establecido, si no al compás del Pa-u-la.

Y respiro y es dolor, como díce el publicista no es vuelco del corazón si no de los pulmones, no te falta el latido si no el aire cuando su sonrisa de bienvenida te despierta, pequeño hombre de ojalata envuelto en un laberinto de calles inmundas que cuando dejaste de buscarlo, se te impuso un corazón, en un Abril lejos de la inseguridad de Diciembre y de la sobredosis anímica de Mayo, un Abril, sin avisarla y Enero, Abril y Enero no volverán a ser lo mismo a partir de ahora pues son las fechas claves de este trasnplante, hombre de ojalata dale las gracias a la maga de Oz, a sus ojos de baldosas amarillas y su boca llena de vida.

sábado, 16 de abril de 2011

INMÓVIL

Todo se mueve, ¿yo?, cuerpo inmóvil, como un preso que acepta su situación con marcas en las paredes en formato calendario, mientras ve pasar los carceleros y los absueltos, las peleas y  humillaciones. Mientras él/yo, mira al suelo o al cielo, ese cielo mohoso y raído, las ratas le muerden los dedos que se esconden, ya no quieren escribir, ¿que dirán? ¿sobre qué pueden hablar?, pobres desnutridos de temas e intención, cultivando un estilo que se hallará en el futuro sepultado por una vida al borde del vacío existencial.

La vida pasa, las personas pasan, las nubes, soles, lunas,estrellas, sin diferencias a destacar, pasan a cámara lenta ante mis ojos verdes que ya se han olvidado de mirar, pintados en gris sólo se despiertan para charlar, besar, escribir o volverse a dormir, soñar.

martes, 12 de abril de 2011

ANDAR CON EL RITMO ENTRE LAS MANOS

Uno no sabe muy bien qué hacer con él, más vale una vida llena de ejercicios físicos y menos lectura, mejor la caricatura de lo que siempre quise ser. Ponle a un niño un lapiz en la mano y lejos de proporciones y armonía, círculos sin exactitud dibujará su inocencia, esa es la cruz, me hallo dibujando círculos, creando esquemas, rompiendo esquemas, volviendo del vuelo a la crisálida en un renacimiento reiterado.

Pensar que sí, que esta ahí, que es un sueño sencillo, Gonzalez, que te abrirán las puertas de sus ojos enamorados, románticos y mujeres enfermas de soledades. Messi batiendo récords, Cristiano guiñando un ojo, por qué no atreverse a esos circos, por qué buscar el sol, si uno artificial ni si quiera se nota. Andar con el ritmo entre las manos preguntándote a cada segundo si de verdad no se equivocaron, si le estás robando la vida a otro, si de verdad aquel chaval de mirada triste y paso lento piensa hacer algo con eso, cuando-desde-fuera-me-examino.

viernes, 8 de abril de 2011

MARÍA

Con su mirada de perro viejo, "apaleao", malo, me miraba y violaba todo mi espacio, con esos ojos llenos de agujeros negros, de universo sin estrellas, de paisaje caótico y esas arrugas, peleas en bares, alcohol a flor de piel y vómito, me miraba y me decía: "te quiero, hija.."

Hacía un sol horrible, un sol que dificultaba la vida en aquel desierto, María, a la orilla de la caravana fumaba un cigarro liado, con marcas de pintalabios reseco, con el maquillaje derretido, María, una jovencita, nadie acertaba su edad a la primera pues la vida la había dotado con una vejez prematura, la vida o las dificultades de su vida, era un enigma, ella entera y en especial sus ojos color sepia, como una foto antigua falta de fuerza, como un barril envejecido, como la arena del desierto o como la meada de un viejo alcoholizado. Resonaba en sus oídos aquella nana y no porque la recordase, cantaba su padre en el punto álgido de su alcoholismo sus recuerdos, tenía escritos en el cerebro cada acorde y cada letra que había compuesto para ella o para nadie, "cuando los nubes te tiñan de espanto" berreaba tirado en su sofá, maltratando a la guitara con duros punteos, baboso y deplorable, pero en fin, era su padre.

Cuando vives tan alejado de la sociedad aprendes a ahuyentar serpientes y lobos con tan solo una mirada, María lo había hecho con lo primero, cobarde que ahora serpenteando huía de la furia que María sabía imprimir en sus ojos, no entendía de versos ni de grandes autores, entendía de coches y en música, de las viejas canciones de su padre, un olvidado country star, como muchos, un borracho. Las horas caían pesadadas, como los rayos del sol o los golpes de viento, las horas, como la arena se agarraban a su piel y la mordían, dotándola a cada segundo de una arruga más. Terminado el cigarró, entró con un mensaje de bienvenida: "calla ya, maldito viejo acabado, ve a buscar cerveza voy  a hacer la comida..", María, dura de pecho, una coraza envuelta en una camisa, odiaba a los hombres, claro, con ese ejemplo de garrapata canosa, cualquiera les tendría aprecio.

Miraba la ranchera alejarse y pensaba hacerlo ella también en algún momento, cuando el parásito se decidiera a abandonarla, le quería sí, le quería y le odiaba pues él era las cadenas que la ataban a aquella vida falta de todo, miró la ultima polvareda tras las marcas de las ruedas y el desierto que se enrojecía a causa del sol, "pronto" se dijo a sí misma mientras el aceite salpicaba y deseaba la vuelta del viejo por probar un poco de cerveza fría.

WE ALL FALL IN LOVE SOMETIMES

Que sí, que la luna crepita en una hoguera hermosa, que el sol es su ejecutor y se funden, ambos en un fuego de amor. Que las estrellas son testigos y el mar un espejo, otro más, que muestra la locura de los amantes, que sí, que yo también llamo a testificar al amor cuando mi corazón se halla herido, pero esta vez, esta vez creo que es la primera que cuando "caigo enamorado", jeff, no "caigo" al vacío.

miércoles, 6 de abril de 2011

Un fantasma.

Princesas prefabricadas buscan en las calles a su romeo de plástico, arde en sus pieles un simpático sol de Abril, en una ciudad que en cuestión de decepciones parece no tener fondo, como la suciedad sin fin de las aceras malhumoradas. Entre esa fauna insana, de higiene en demasía y palabras huecas anda Eduardo Duarte, con un cincuenta por ciento de complejos en su cuerpo y otro cincuenta de prejuicios, con toda su aridez, su mezquinidad a flor de piel, contrastando con la excesiva amabilidad enlatada de Julietas esfervescentes de hormonas.
Esquiva el roce de los cuerpos y aún más el de las palabras, alto, delagado, de mirada seria aunque compasivo, gesto duro, tez blanca aunque repleta de una ordenada barba, peinado militar y modales prefabricados en una casa con ausencia de abrazos. Eduardo nunca ha sido protagonista, ni si quiera en su propia vida, de buen fondo, mudo, un fantasma, hasta ahora claro.
Anda siempre rápido sin pararse a mirar los pequeños detalles que a veces te ofrece esta ciudad, él la concibe como una prostituta que intenta sacar la mejor versión de sí mísma pero que está llena de virus y porquerías que la trastornan y ensucian. No es muy esperanzador el mensaje que Eduardo lanza a sus alumnos de escuela primaria, ya con ocho años salen un ejército de nihilistas de sus clases de conocimiento del medio. No repara en el contacto de la profesora de inglés cuando va a coger sus cosas a la taquilla y tampoco en cómo le mira beber el café, Eduardo, eterno solitario, concienciado de que su vida terminó el mismo instante en que nació, venido al mundo como un fantasma que propaga mensajes adormecedores sobre personas como él.
Esta vez, caminaba despacio sin plantearse si quiera por qué, le apetecía pasear y el paseo le llevó al pensamiento, concluyó el discurso para mañana en tan solo un par de minutos, era fácil: “muéranse antes de que los maten”, luego se reiría de las críticas de los padres y exhibiría una pose de santo ante sus acusadores con grandes modales y coartadas limpias. Nada esperaba él a sus treintayalgo, nada, su familia un horror, el resto del mundo peor aún, sólo le salvaba la dulce voz de Marisa la profesora de inglés, pero su falta de líbido o de labia le hacía enmudecer cuando esta intentaba charlar.
Llegó a un descampado con algo de cobardía pues a lo lejos se oían gritos, en situaciones normales Eduardo habría corrido pero esta vez, esta tarde era diferente. Se acercó a una furgoneta, alejada, casi al final del descampado, llamó cautelosamente y al no obtener más respuesta que gritos abrió. Fue entonces, allí estaba, una mujer mayor, sola, tirada en medio de aquella furgoneta, ensangrentada, sudorosa, dando luz a un chiquillo.
Qué sabía Eduardo de partos, más que lo que contenían los libros y sin embargo, en vez de abandonarla a su suerte se remangó la camisa y se dispuso a ayudarla, no sin antes llamar a una ambulancia con algunas dificultades en cuanto a la dirección. El chico tardó en salir, la mujer le indicó el procedimiento poco a poco, entre gritos y extres, nadie supo nunca como lo hizo, pero una fotografía queda, de los enfermeros con el niño envuelto en mantas, sonriendo y la mujer besando a Eduardo en la mejilla, este, ensangrentado, exhibía una luz, una sonrisa como de muerto que ha vuelto a la vida. A la mañana siguiente, sin más preámbulos, besó a Marisa.

martes, 5 de abril de 2011

Primertextodelalibretagranadina

Dominaba la palabra, por encima de cualquier otro arte, escribir, hablar, contar historias era sin duda la mejor de sus aficiones. Lucía una gran sonrisa cuando no había sentimiento, idea o folio que se resistiera a sus manos. Hasta ella, su primera mirada le robó el habla, duró un segundo pero su alma ya no se concentraba en inventar si no en captar su atención. Ya no exhibía esa arrogancia artística, no había letras en sus manos, sólo deseo de tcto y en sus labios, sin embargo, no se entristecía de esto, estaba enamorado. Y aunque pasó mucho tiempo así, cuando por fin ella le habló, él encontró en su voz un mundo nuevo, de poesía y sueños, todo cambió entonces.

domingo, 3 de abril de 2011

Un sueño

Ahí está, sentada, con el mundo girando en sus pies desnudos,  quietos,  una gota de espuma le roza la piel, big ban, un universo sustituye a otro.


Su mirada, el sino en el infinito, el arte pintado con la experiencia de la tierra, matices  púrpura, dice y sonríe. Esta sentada, en una playa, con una mano acaricia las piedras, con toda su alma siente la mar.