"Aprender la levedad del pájaro."

martes, 22 de marzo de 2011

En el paraíso cayó una piedra, ¿cuantos saltos? veinticinco, esta rayuela está pintada en azul, en el mismo patio en el que salía a fumar y a veces me partía la espalda de girar tan rápido, cuando tú salías por la puerta, tan rápido y yo imaginaba tu voz, tus temas de conversación, pero nunca llegué ni si quiera a las puertas de lo que realmente eres. En el infierno cayó otra, comienzo, veintiocho y pasos lentos, conversaciones con palabras o miradas, da igual, lo que importa es que el cocktail salió dulce y supimos beber de él tranquilos, todo a su tiempo, quizá fuiste tú la que peor lo pasó, quizá no, seguro, por mis sandeces, mi forma de caminar haciendo eses sin pensar en el camino, solo distraído por otras voces. A la mitad, a la mitad el placer es la calma, esa brisa que te mueve el pelo, que te eriza la piel como esas notas musicales, ese jazz, ese verso, a la mitad los dos somos uno esperando a ver cual da el paso, a la mitad todo se convierte en un juego, es un paréntesis, bendita la mitad, aunque nunca logrará la felicidad del paraíso.

Ya no queda más rayuela, seguir saltando es absurdo si esta está hecha a medida, tu cuerpo, tu abrazo, tus ojos, tu piel, a mi medida lo sé, ya no quedan más saltos, ahora queda aspirar el aroma a paz de las nubes, ahora queda saborear la paz de tus labios, la victoria, el triunfo esperado al comenzar, ese veinticinco, ese trece, esas playas, esas ciudades que esperan riamos sobre sus plazas y sus baldosas, ese mundo que hay afuera, que espera su conquista, el primer paso, la rayuela, más que tu beso, nuestro abrazo.

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