"Aprender la levedad del pájaro."

jueves, 17 de marzo de 2011

Cada mañana me cruzo con muchas miradas, nunca me he parado a contarlas, prefiero guardar en mi memoria otros rasgos, como las ojeras marcadas de sueño o llanto, el maquillaje detallado o sencillo (rápido), la curiosidad  de sus pupilas, el color, el brillo, las veces que cierran los ojos si viene una ráfaga de viento, el miedo al polvo, alguna lágrima que se esconde tras la mano o las rayban Quique.

Sin embargo esta mañana, esta mañana me crucé con una mirada que apareció siempre en mis sudores, nervios, ardor e incluso envidia. Esta mañana apareció, tan real como la lágrima que salió de mis ojos cuando crucé el portal de mi casa y no se escondió hasta que llegué a mi destino, helando mi rostro. Yo, dueño de mi insomnio, cómo iba a enfrentarme y sin embargo miré, me paré a ver, valiente, cómo eran sus ojos y para mi sorpresa reían, no una risa como la de los labios si no algo interno, sonreían, vivos, una mirada.

Hubiera preferido un golpe, no suelo defenderme, probar el sabor del suelo tampoco esta mal, un golpe seco o varios, ojos en furia, hubiera preferido y sin embargo, duró un segundo mi juicio y resultado mi pesadilla despierta. Un día cualquiera te levantas y algo hay roto por dentro, no sabes qué, cómo, cuándo ni dónde pero estás jodido.

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