"Aprender la levedad del pájaro."

domingo, 6 de marzo de 2011

El poeta acaricia cicatrices

Toco su piel a veces nieve otras desierto, suave en cualquier clima, erizada si existe viento, su piel, blanca como un lienzo, desafiante como un folio al que aún no has puesto título, incluso la rozo con mis labios y su sabor es dulce, su piel, refugio de mis manos. Sin embargo sus cicatrices, cuando toco alguna me asalta el recuerdo, el sabor amargo de una lágrima, sin embargo sobre ellas y a pesar de esta sensación es sobre las que más tiempo paso, acariciando/curando toda su estructura herida, convirtiendo cada cicatriz en un lunar nuevo que de a su piel un matiz más hermoso, mucho mejor que el de un rasguño de soledad, o una tirita de engaño.

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