Si empezamos con el mar, más luego pusimos previamente una a-, siendo nuestra palabra amar, pero tu simetría nos obligó a dejarla como amara, y siendo esta a-mar-a, o a-mara, o amar-a-mara. Múltiples combinaciones, carreteras que siguen llevándome a tu Roma, capital de besos y caricias nocturnas.
Y tú te preguntas mientras tanto que dónde está la luna
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