Ella hace malabares con su voz
y tan bien
que nunca sé con qué palabras
me va a dañar el corazón.
Yo tengo en mi cuerpo
la emoción de sus labios
y en mis manos
el deseo de sus caderas,
hay un desierto en cada paisaje que imagino
y una tormenta de arena
cada vez que pienso en su nombre.
Quiero ser el baile de sus insomnios
y la risa
en la noche que pasa y se convierte
en amanecer de ojos abiertos.
Ella es 500 días juntos
en tan sólo dos.
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