He vuelto más delgado
por el hambre que deja a fuego en mi cabeza
haber probado tus labios,
por saber que ninguna bebida se compara
al sudor de tu cuerpo desnudo sobre el mío
y que ningún mantel
envuelve nuestros cuerpos
como mis sábanas.
He vuelto más delgado
casi en los huesos
por no llamarte,
por no ceder al deseo
y obedecer esta dieta estricta de soledad
recomendada
para olvidar.
No tengo más remedio que seguir ignorando
el ruido de mis tripas al pensar en tu paso,
el hormigueo de mis dedos a tu tacto
el recuerdo de la última cena,
el sabor de tus pezones
a manzana (ahora) prohibida.
Certeros versos,
ResponderEliminarnos leemos.
Saludos.
Gracias :)
EliminarSin palabras.
ResponderEliminarYa te sigo