Nocturnos

Deberían existir controles antimentiras a la entrada de esas salas de prensa donde escupen sus tan endulzantes y adormecedores discursos nuestros queridos amigos, los políticos.

Así como en las carreteras establecen controles de alcoholemia para garantizar la seguridad vial y prevenir los accidentes que son un drama y no consiguen las campañas de concienciación de las diferentes cadenas de televisión reducirlos. En el parlamento debería existir un control antimentiras para garantizar también la seguridad, esta vez no sólo de los conductores y pasajeros si no de todo el pueblo español, garantizar la verdad de las palabras de sus representantes elegidos por las mismas. Deberían imponerse para una mejora de la situación actual en el país, así veríamos cambios significativos en lo que se refiere a la crisis y a cómo salir de ella. Además, si un político miente y aun así sale elegido, al menos nos queda el consuelo de hacer pública su mentira, sin escondites ni salidas de emergencia y estaría bien una ley que permitese tomatizar o llenar de tomate esas caras que orgullosas tienen siempre un matiz de comedia ridícula.

Esto es sólo una propuesta pero desde aquí animo a cualquier persona u organismo con algo de poder a llevar mi iniciativa a los oídos de los más poderosos y verlos temblar de una puta vez, a sabiendas de que a sus mentiras empiezan a vérseles la cojera.