Me da miedo el equilibrio,
la rutina, los besos sin sabor,
los abrazos rotos
y los ojos que aunque se miran
no se escuchan hablar.
He desaparecido tantas veces,
han desaparecido tantas que
el corazón es una sala de espera ahora,
un pasillo vacío
y sin sillas.
Mientras miro las fotos
sonrientes y llenas de luz,
me dan envidia esos actores
que mi mente afirma
se parecen a nosotros.
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