"Aprender la levedad del pájaro."

domingo, 28 de agosto de 2011

Por favor, familiares, amigos, conocidos o cualquier extraño que lea alguna vez lo que escribo. Si tenéis la oportunidad de respetar mi derecho a elegir la mejor de las sepulturas, por favor, en mi tumba dejar lápices y libretas (en plural pues la eternidad es mucho tiempo), es ridículo pensar que cuando muera voy a dejar de escribir, que mi alma se desvanecerá el día en que mis ojos se tiñan en blanco y por contraste, durante unos días todo los que me rodeen se vistan de negro. El alma se muere por otras cosas, por vejez, por vacío, por un infarto que no tiene solución, porque lo llenamos todo de cosas inútiles y nos olvidamos de cuidar esa frágil parte de nosotros, yo la cuido, día tras día la alimento de las cosas que más le gustan y por eso me preocupa que al morir, al dejar yo de alimentarla, nadie la nutra en mi lugar. Así que por favor, unos lápices, libretas y todo el tiempo que tendré para escribir. Si carecen de escrúpulos abran mi tumba de vez en cuando y comprueben como aun con los ojos cerrados mis manos sabrán recitar palabras, guardarlas para siempre en esos papeles que tan cuidadosamente se encargarán de nutrir mi alma de su placer más cultivado. Sé que parece macabro pero tengo que pensar en ello, no puedo encargarme sólo de mi vida, dar libertad tan sólo a mi vida, también mi destrucción será algo importante, algo a tener en cuenta y que con el paso del tiempo habrá que medir más cuidadosamente. No nieguen con la cabeza estas palabras, aún no se ha visto sepultura provista del oficio que más le gustaba ejercer al difunto, a mi, déjenme intentarlo.

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