"Aprender la levedad del pájaro."

lunes, 7 de febrero de 2011

La poesía está en la calle

A veces y sin previo aviso, el día se configura de tal forma que no puedes evitar caer rendido a los pequeños detalles que cada día a cada hora se suceden frente a ti. Así como una gran fórmula para sonreír es advertir que en las calles se respira tanta cantidad de poesía como de arte, aunque nadie lo note, algunos lo notan:

¿Razones?

-Que una niña observe de cerca juegos malabares, atenta en aprender de la destreza del vagamundo, sola, en el centro claro. Que su madre quiera llevársela pero ella resista a fuerza de llanto y necesidad creativa. Que dicha niña me recuerde inevitablemente a la flaca Ana marina, sus historias de infancia sobre teatros y artistas.

-Que otra niña reaccione bailando alegre al sonido de un acordeón y el músico le sonría aunque ella no le deje una moneda y el frío de la calle agriete sus manos. Que la madre de esta niña no quiera marcharse, sino que la observe con ilusión.

-Que un elefante hecho de cartón y sujeto de hilos a una mano, bajo el nombre de "Circo de los prodigios", se levante y camine tan realista que uno vea el brillo del marfil en su boca.

-Que un perro sea los ojos de alguien, lazarillo a cuatro patas, que sus ojos adviertan del peligro y que su calor sea compañía correspondida con cariño.

-Ver un catorce sin necesidad de bombones ni flores, en las miradas y caricias de cada amante. Que ama durante todas las horas del día y cada día del año.

Porque entre el autobús y caminar, elegí caminar y no sabes cuánto me alegro, es de las mejores decisiones que he podido tomar nunca, porque hoy en la calle el sol despedía color a primavera y en la calle se podía ver la poesía como un hilo que une las vidas de quien como yo ve el arte, donde parece que está aunque a veces no se aprecie.

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