"Aprender la levedad del pájaro."

domingo, 27 de febrero de 2011

Tomándomelo con calma.

Has llorado muy pocas veces, a tus ojos no se les ve ninguna arruga, ninguna nostalgia, ningún rastro de humanidad a descubrir, no se ve el gris a tus ojeras, las raíces que nacen del cansancio, la desgana, tus ojos han llorado tan poco que ya no saben por qué existen, han perdido su función y ahora sí que lloran, lágrimas de frustración y discapacidad, lágrimas que dan pena, no por el simple hecho de su aparición, si no porque esta sea tan tardía.

¿Sabes a que huele el vino?, sabes que si lo dejas sobre las encías siempre o casi siempre escuece, más luego te deja un sabor dulce o amargo, pero un gran sabor y entonces puedes reconocer su verdadero valor, lo remueves, lo escupes, lo tragas, lo que quieras, pero así lo aprecias, no solo tragando para reír o seducir tu carencia de líbido.

Yo seré un vago más y los parias como yo nunca "ganaremos" o eso dice el equivocado Lebowski a un sorprendido Nota, nunca ganaremos y yo soy y seré otro vago más, porque no me ato una aguja de reloj (la más larga) al cuello y con la otra (más corta) las manos, porque no me dejo embaucar por el olor de los billetes, porque aprecio otros bienes minúsculos como esta copa de vino, que ya se está empezando a llenar de moscas.

O este cielo, que no será igual al que veré cuando me jubile, sin embargo no llorarán mis ojos porque mis lágrimas se habrán confudido de horario acostumbradas a rutina y pálidas miradas. No, eso no ocurrirá jamás, pero por favor, sigan llamándome vago mientras se muerden los labios de rabia que yo, me marcho con tiempo, a llorar.

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