Quieres que te inyecten sueños líquidos en las venas, que te hagan volar con una aguja o algo de humo, partiendo las cantidades, calculando el viaje, buscas conversar con sirenas, musas amargas o bailar un tango con el riesgo, buscas llorar, romperte de alegría y volver a llorar, buscas, pero al final estás tan al principio del laberinto como antes de coger el camino fácil.
Yo sueño en sus ojos, me transportan al onírico mundo que busco cuando camino por calles grises y avenidas vacías, cuando sin querer miro las cuencas sin alma de un rostro solitario, de un rostro que camina sin sueño, tan gris como su traje. Yo sueño en su sonrisa, respiro en su aliento, yo vuelvo a soñar en su mirada, descanso en su palpitar, sueño cuando ella calla, cuando habla o cuando camina, si hasta sueño con el breve instante de despedida, soñador, desde siempre he buscado compartir con alguien mi amor a los sueños, desde niño, que alguien comprendiese esa pasión por cerrar los ojos y de repente verte atrapado en un mundo de ilusión y encanto.
Tu sueñas con soñar, yo sueño con tan solo acariciar su mirada en un segundo que dura una eternidad repleta de sonrisas y poesía.
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