El día que me vaya quiero marcharme de aquí con esta tranquilidad, con esta paz, con un gesto alegre sobre mis arrugados labios. Quiero irme con el alma limpia y cristalina, el corazón lleno de poesía, los ojos bañados en sueños y las manos manchadas de tanta lucha.
Ahora c que lo más importante para antes de irme, serán tus ojos para mirar y tu mano para acariciar, independientemente de a quien ames o donde estés, mi espejo por última vez, cálida complicidad y un requien en clave polar, por último si tu quieres, viceversa.
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