"Aprender la levedad del pájaro."

sábado, 22 de enero de 2011

¿Qué hace un café como ese en una boca como la tuya?

“¿Qué hace un café como ese en una boca como la tuya?” dijo Armando Gonzalez, lleno de valor y con su mejor sonrisa, a la chica que estaba sentada al final de aquel antro,bebiendo a solas, un café negro como el carbón y amargo como la vida, “¿perdona?” dijo ella levantando un poco la mirada, “disculpa, soy Armando..¿tu er..?” “Claudia” dijo ella interrumpiéndolo y ya de paso, levantando un poco más la mirada, “Y dime Armando…Si no nos conocemos de antes ¿por qué piensas que mi boca no merece este café?”. Armando, tras pensar un poco dijo “ Es ese café quien no merece a tu boca y lo que dices no es verdad..”dijo Armando  para  asombro de Claudia“ bueno, al menos no del todo, yo no te conozco eso es evidente, pero sí que conozco a tus labios, anoche soñé con ellos, ese color tan suave, ese tamaño, esas curvas para sonreír,tan  solo la oniricidad de tus labios me hace pensar que merezcan un mejor café y… Bueno, si quieres puedo invitarte a uno” “claro” respondió Claudia, con una sonrisa que superaba con creces a la de los sueños de Armando.
Salieron de aquel local viejo y se dirigieron al centro, al principio ninguno hablaba, pero un poco más tarde la situación mejoró cuando ella dijo “¿y desde cuando sueñas con bocas ajenas?”, “Desde que no tengo ninguna a la que besar..” respondió Armando “ mi mente me dibuja en sueños, labios, que quizá encuentre o quizá no, a mí me gusta salir a pasear y mirar fijamente el rostro de los transeuntes, así me doy cuenta de las partes que a mis sueños pertenecen, pero no sólo me llaman los labios” dijo moviendo la mano hacia el rostro de Claudia “..También sueño con unos ojos, una naríz, un tono de piel o un tipo de pelo, unas manos finas, unas piernas, cintura.. Siempre alguna parte del cuerpo, siempre para que yo la busque y es evidente que aparte de tus labios, por ejemplo, podría perfectamente haber soñado con tus ojos..” dijo pasando su mano por el borde de la ceja de Claudia, la cual no supo cómo reaccionar, separó sus labios un centímetro como dejando escapar un leve gemido, pero no supo qué decir, las palabras adecuadas ya las estaba diciendo él, no había por qué sobrecargar aquel encuentro, Claudia se limitó a usar uno de los recursos que en el poco tiempo que habían pasado juntos sabía que rompería por dentro a Armando, le sonrió, pero no una sonrisa cualquiera, sino una de esas sonrisas que piden un beso, cuando los labios se muestran estirados y temblorosos, cuando los ojos apuntan directamente a la pupila contraria, cuando una mirada vale más que mil palabras y unos labios recitan una procesión de “besames” en silencio.Sin embargo esto Armando no lo supo apreciar y siguieron caminando, hasta llegar a una callejuela, donde escondidos habían unos grandes ventanales y una puerta y múltiples carteles sobre exposiciones y poesía.
“Mejor ¿a qué si?” preguntó Armando satisfecho “ Desde luego, este café está increíble,¿Cómo no había caído antes?” “ Porque antes no me conocías” sonrió Armando “este café esta escondido, pocas personas lo conocen, pero es genial, el café es muy bueno, hay buena música y el ambiente es tranquilo… Yo siempre vengo aquí a escribir” “¿qué escribes?” preguntó Claudia interesada, “No escribo nada en concreto, historias, preguntas, aunque lo que más éxito ha tenido hasta ahora es cuando unos minutos antes de conocerte he apuntado mentalmente las palabras que quería decirte” Claudia sonrió, “ claro, si no ¿por qué iba a estar aquí?, eres un buen escritor entonces”. Claudia era alta, con el pelo corto y negro, rizado, la mirada turbia, gris, sin embargo hermosa, de tez blanquecina y labios suavemente bañados en rojo, Armando, era sin embargo de mediana estatura, rapado pero con una gran barba, pelo castaño y tez morena, de sonrisa fácil y palabras seductoras.
Las calles pasaron rápidamente por sus ojos debido a la ronda de tequilas postcafé, Claudia reía constantemente, Armando giraba a su alrededor, la luna alumbraba aquel encuentro, corrieron por parques, se bañaron en alguna fuente, bebieron vino. Pero en el momento del portal de Armando dijo Claudia “cuando veas a mi boca esta noche, bésala” y se marchó.

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