"Aprender la levedad del pájaro."

jueves, 20 de enero de 2011

Tic, tac, tiza

¿No os habéis fijado en que ya nadie dibuja con tizas de colores en las aceras?

Recuerdo el colegio, me pasaba horas y horas mirando al suelo, pensando en la mejor forma de pintar algo ahí, el instrumento más adecuado, para no dejarlo plasmado del todo, sino que sea un cuadro vivo, que se lo lleve el viento o en él caigan las hojas suicidas de los arboles en otoño, que en el caiga la lluvia, intensificando sus colores y borrando un poco el trazo, que aguante pisadas y que las miradas sean su aplauso. Tizas, una caja pequeña, tizas de todos los colores, amarillo-naranja-rojo el sol, todo sobre un extenso fondo azul claro-blanco nubes, también los prados verde suave, lleno de árboles con un verde más fuerte y un tronco marrón claro, era hermoso, un paisaje realmente bello, un sueño en tiza, un arquitecto onírico en el asfalto, dibujaba lo que pensaba mi mente, mi mente me avasallaba constantemente con paisajes para dibujar, era increíble.

Luego descubrí que no era el único, paseaba por los parques admirando las rayuelas o por los jardines de infancia, admirando a los soñadores, creativos inocentes que como yo hice un día, se dieron el placer de usar el mundo como lienzo.

Pero ya no los veo, quizá porque ya no paso por parques o guarderías, quizá porque ya mis ojos no saben apreciarlo, o quizá sea porque han sustituido la rayuela por... cualquier otra moda insana, pero lo mejor era el polvodetiza, casi siempre esparcido por todas partes y combinando sin querer colores, que hermoso era todo aquello, que lejos quedan aquellos cuadros tan llenos de vida.

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