"Aprender la levedad del pájaro."

lunes, 23 de mayo de 2011

Nocturnos (otra vez)

Solo en mi casa abierta sobre el puerto
otra vez empezar a quererte,
otra vez encontrarte en el café de la mañana
sin que tanta cosa irrenunciable
hubiera sucedido.



Cerrar los ojos y hallarte sobre mi cama, la eternidad de tu cuerpo sobre el infinito grueso de mis sábanas que resbala por ti como una pluma llevada por el aire, hallarte. Encontrarte en esta casa gris, horrible, rutinaria, encontrarte en los espejos, en las paredes tu tacto cuando pierdo el control de mi mano y corre hacia tu textura, a acariciarte, a descubrir tu caligrafía, los códigos que te forman, los dones que te endiosan, musa, cómo mis manos se escapan de este cuerpo temblorosas a tu pared, al espejismo de tu cuerpo en las paredes de esta casa. Tu voz en los informativos, en la radio o en las canciones, incluso, en las poesías de Mario o de Julio, de miles de autores, leer con tu voz sus canciones desesperadas de amores lejanos, leer con tu eco y hundirme profundamente en tu recuerdo, hasta que la mañana me sacie de luz y me rinda al movimiento diario, al hormiguero mundial, a la confusión de un camino correcto cuando el camino correcto, el de verdad, el que se tinta de baldosas amarillas es el que escala hasta tu casa, hasta tu puerta y tus labios, sonrisa, abrazo, en ese orden. Que cualquier café arda y sea sucio, casi infiel, podrido en mi boca si tú no estás delante, tranquila, endulzando su composición, acompañando este paisaje de bohemia típica con una historia especial, casi mágica, tu vida es un cuento, la mía una película al medio día, la nuestra un best seller, dos almas, un mismo corazón, tu eliges, dejar que tu recuerdo me atrape o apagar las velas hasta el siguiente amanecer.


Escóndete conmigo,  ningún rincón es sano si tu no estás en él, húndete en mi, en esta cama formada de nubes y sueños, si crees en los sueños ellos se crearan y curiosamente tienes el pelo, la sonrisa, los ojos de una hada, de un insomnio de niño, de mi espejo perdido hace años. Encontrarte cerrando los ojos o abrirlos y que me estés mirando, eterna en el umbral que tanto desconozco, besar un sueño o una vida, es lo mismo, tus labios siempre tienen ese tacto a té de hierbabuena, a café de invierno, a paraíso para los míos.


te quiero

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