"Aprender la levedad del pájaro."

jueves, 23 de diciembre de 2010

Ella va sentada en el asiento del autobus de la segunda fila, el que lleva ventana claro.

Ay Milonga De Amor

Ella va leyendo, algo interesante de eso estoy seguro, ella se deja caer un poco el pelo en los hombros y luego se echa a un lado, es entonces cuando el sol le cae como una cortina y en segundo mágico...

Ay Milonga De Amor

...Se derrumban todas mis defensas cuando deja sus labios entreabiertos en una suplica o en un cansancio, entonces levanta un poco los ojos y ¿me mira?, de reojo quizás, de reojo tal vez, de reojo nunca, mirará entonces el paisaje.

Ay Milonga De Amor

Y la pena implícita en el primer contacto, la seguridad de que todo esto se acabará cuando finalice el trayecto, ella bajará haciendose la ciega, no mirará ni siquiera mi rastro, se irá por su camino y yo después de varios fracasos por el mío, pero...

Ay Milonga De Amor

...Y si no se marcha, y si se queda, me mira directamente a los ojos y me pide que la acompañe, quizás, ojalá, no estoi seguro, nunca, ella baja, su postura con prisa, disculpas, boton, la salida, espera, sus piernas tensas, sus ojos inseguros, su libro del que ya demuestra el título y se titula Rayuela, el moreno de su piel haciendole ascos al sol de verano.

Ay Milonga De Amor

Y yo bajo, aunque no sea mi parada, me coloco a su lado y no escondo intenciones, la miro sincera y poéticamente, como si estuviese delante de un cuadro, con dudas pero animado a averiguar. La miro y ella mira, un segundo claro, no quiere alertarme. Parada en seco, se baja, me bajo, nuestras sombras se cruzan y parecen bailar un tango que dura el tiempo que dura mi "¿Llevas fuego?", su mechero, mi cigarro, yo no fumo, que tontería yo tampoco, mi pie, las sombras siguen su baile, nuestras miradas siguen su conversacion, nuestros cuerpos aun no se atreven, pero caminamos sin prisa calle abajo...

Ay...

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