"Aprender la levedad del pájaro."

lunes, 20 de diciembre de 2010

Me arde

Días que se escapan
brillan sobre el suelo mojado
los charcos grises
como un mar en el suelo
como un oceano olvidado
Se acerca el final lo presiento, todos las miradas están puestas en mi, las convulsiones siempre provocaron esa sensación de morboso pánico que atrajo al público en círculos alrededor del protagonista involuntario esta vez interpretado por mí. Mis ojos en blanco producen el asombro, creen que delata delirio pero en realidad puedo ver, miro más allá de sus eléctricos movimientos que intentan recomponer mi cuerpo, miro más allá del estupor, de las cicatrices, de los llantos y las llamas que se alimentan el uno al otro. Puedo ver sí, es más, puedo hablar, pero nadie de aquí lo sabe. Estoi charlando tranquilamente con cada una de sus almas, la de los presentes no tienen nada que decir, están alimentandose de mi desgracia, fingiendo sentir pena con unas lágrimas de actríz de tercera, las de los médicos son mas nobles, están intentando consolar a la mía que se ha echado a llorar tras ver mi segundo ataque en el mismo mes, pobre, yo no le deseaba un cuerpo tan débil, tan rendido a las emociones pero así fué y ahora, como voi a mantenerla si ni yo se sostenerme, cómo voy a alimentar su curiosidad si mi amor a Cortázar no me permite abrir otras tapas y llevo encerrado en la misma Rayuela semanas desmedidas, como voy a alimentar su creatividad si el hotel solitarios está haciendo honor a su nombre y no teclean mis manos historias y no crea mi mente sus vidas y no, el living está vacío de huespedes y palabras y no, las poesías están prendiendose en la hoguera que dejé encendida desde tu marcha y que ahora está desvaneciendose no sin dejar antes un horrible rastro de humo y ceninza.

Es el segundo tropiezo, el tercer intento de asalto, la recuperación, la campana, el público ardiendo en gritos de júbilo, mi regreso, mi caida, mi nada, mi ausencia, mi mediocridad, ciudadano ?.

Está borrándose en el tiempo, está perdiendose en una tormenta de miradas vacías y vasos sin hielo, está borrándose en el tiempo, bajo la marcha funebre de algún autor desconocido que no suena en las radios pero sí en los corazones sin que nadie lo sepa, las palabras, las palabras son su feretro y si nadie visitará su capilla ardiente ¿para qué tanto embalsamamiento?

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