"Aprender la levedad del pájaro."

sábado, 3 de septiembre de 2011

ESCRIBO EL LATIDO CUANDO LO SIENTO

Durante un segundo se llamó Anna, en el instante en que nuestras miradas se cruzaron se llamó Anna, en realidad no sabía su nombre.
Yo intentaba por todos los medios que nuestras miradas no se volvieran a cruzar. Me daba mucha verguenza, incluso miedo, la profundidad de sus ojos, su color miel, mirarlos era como perderse en un desierto dulce.
Se reía, me daba paz, nos bastaba una taza de café para contarnos todo, biografías y recuento de cicatrices, se vaciaban de café las tazas y se iban llenando de palabras, sentimientos, sueños.

¿y ahora?.

TODO.

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