Es esa mirada, la que mi espejo me escupe, una mirada de incomprensión, de vacío, de soledad, una mirada turbia, sucia, basta, cruel. Una mirada y un gesto que juzgan su reflejo, una mirada que en blanco y negro expone la ausencia de verdad, la ausencia de sentimientos y el problema. Una mirada a la que temo, una mirada que suelo ver, de vez en cuando, cuando algo descompone mi alma.
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